Abrí Twitter ese día, no recuerdo la hora, quizá pasaba de medio día. Tu nombre aparecía en las noticias importantes. Habían encontrado tu cuerpo sin vida, abandonado. Mi voz se entrecortaba mientras le leía a mi madre la noticia. No te conocía y me doliste. Quizá nos doliste a muchas mujeres porque en ese momento nos dimos cuenta de que no hay lugar seguro y se nos había olvidado.

Con el paso de las horas no podía creer lo que mis ojos leían.

«Claro, es que ella tuvo la culpa.»

«Ella se quedó dormida.»

«Ella se fue sola.»

«Ella se emborrachó.»

«Es que se sienten invencibles con su feminismo»

«Es que se sienten tan chingonas e independientes que por eso les pasan estas cosas»

Y lo único que pude pensar fue, es cierto. Tienen razón. Pero no porque así deba de ser. Sino porque es la realidad podrida que vivimos.

Tienen razón jueces de la perfección, de la moral intachable y las decisiones eternamente correctas.

Les voy a pedir perdón porque yo también fui esa mujer. Porque a mí también un día se me olvidó que no soy libre de tomar y que se me pasen las copas. Perdón por querer salir con mis amigas y no querer manejar por miedo a que el alcohol o el cansancio me hagan una mala jugada. Perdón por no tener un hombre que me proteja y vaya por mí a todos lados. De verdad les hago llegar las más sinceras disculpas si algún día tomé una decisión incorrecta y me quedé dormida en un Uber también. La gran diferencia entre tú y yo es que corrí con suerte. Me tocó un buen hombre, me tocó alguien con valores y comprometido con su trabajo que me llevó sana y salva hasta mi casa.

De verdad deseo que todas esas personas que emitieron un juicio en tu contra intentando justificar tu homicidio, sigan manteniendo esa conducta tan intachable. Que sus decisiones siempre sean acertadas y que a nosotras jamás se nos olvide que no somos libres, no todavía. Pero no nos vamos a dar por vencidas, vamos a educar generaciones que se respeten NO por ser de sexos opuestos, sino porque son seres humanos iguales, que se merecen la misma libertad, respeto y sobre todo las mismas oportunidades de tomar decisiones sin correr un mayor riesgo por haber nacido mujer.

 

Gracias a todas esas mujeres y hombres que a diario luchan por una verdadera igualdad y unidad. Que no se nos olvide que aún queda mucho camino que recorrer.

@UnaTalAri

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Soy Ari

Mi sueño siempre ha sido escribir, contar historias, narrar hechos, inventar cuentos, pero de alguna u otra forma terminé en el mundo corporativo, absorta en una rutina de ocho horas de trabajo. Este blog, es un homenaje a los sueños que aún no se cumplen pero que siguen en el tintero.

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