Susana sorbía el último trago de café y colocaba la taza en el fregadero mientras su mirada viajaba a través de la ventana y se detenía en el edificio de enfrente. Luces encendidas, familias enteras preparándose para salir de sus hogares y cumplir con la rutina. Nada nuevo bajo el sol, pensaba. Minutos más tarde una carta se deslizaría por la puerta y su vida cambiaría.

El sonido del elevador se entremezcla con los ru idos cotidianos de los vecinos alistando la partida, los pasos se acercan al departamento 30B y un sobre color amarillo se desliza bajo la puerta, las pisadas se alejan. Susana tarda unos segundos en reaccionar y se apresura a la entrada, recoge el sobre, corre el cerrojo, abre la puerta en el mismo instante en el que el elevador se cierra. El sobre va dirigido a ella y tiene una hora marcada con plumón negro 07:45 am, revisa el reloj y la manecilla se coloca en el horario indicado. Un escalofrío recorre todo su cuerpo y de pronto un impulso por soltar lo que tiene en las manos se apodera de ella, lo coloca sobre la mesa y se toma unos minutos para decidir lo que viene después. Coge el abrecartas y lo encaja en el sobre para liberar su contenido. Cuenta Don Ernesto, el vecino del 28B que a las 07:50 am aproximadamente escuchó cristales romperse, como si alguien deliberadamente hubiera tirado algo y unos diez minutos después unas pisadas a toda prisa cruzaban el pasillo.  Días después, cuando la investigación comenzó se encontraría un jarrón hecho añicos en el suelo, la única prueba de que quien habitaba ese lugar había tenido que salir a toda prisa.

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Soy Ari

Mi sueño siempre ha sido escribir, contar historias, narrar hechos, inventar cuentos, pero de alguna u otra forma terminé en el mundo corporativo, absorta en una rutina de ocho horas de trabajo. Este blog, es un homenaje a los sueños que aún no se cumplen pero que siguen en el tintero.

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